Mis, no, que no los ha escrito él. Además, puede que alguno ni lo haya comprado y en su lugar lo haya tomado prestado de una biblioteca o de algún amigo. Amigo, así, en neutro doloroso para que alguien se piense que en ningún caso podría haber sido amiga y resulte todo muy sexista.
Aquí parecemos todos detectives lingüísticos, o utilizamos las palabras con precisión de maquetista o ya encontramos un agujero ficticio en la armadura por el que meternos con la daga envenenada y parsar el rato. Por decir algo, que en pocos comentarios ya se ha visto que los lectores comentaristas de este blog tenemos todos unos traumas muy tontos pero muy patentes. Para darnos dos tortas. Eso sí, la cuestión es tocar los cojones antes de marcharnos. Me incluyo.
En lugar de discutir estas gilipolleces proyectadas en otro con renombre merecido, no nos sorprendemos, o no nos entra la curiosidad, o no nos parece interesantísimo, que nos descubra un ensayo sobre los sacrificios, la biografía de un mar o un análisis histórico profundo.